Una de las cosas que más me gusta de aventurarme con series nuevas es la de cosas que uno aprende sobre historia —que ya, que una serie no es historia, ni aunque se base en la historia… es ficción, pero si es buena te anima a buscar y a aprender, a explorar a leer— y el buen rato que se pasa. Venía de un par de decepciones. Euphoria me duró parte del primer episodio porque estoy enamorado de Zendaya y la verdad es que lo hace muy bien. Pero ver a adolescentes borrachos haciendo el gilipollas no me apetecía demasiado. Lovecraft Country empezaba interesante, pero en el segundo episodio me empezó a dar pereza, pasé directamente a los últimos diez minutos del final y me alegré de no haberla visto. Así llegué sin expectativas, rescatado por episodios de la segunda temporada de What we do in the shadows (en cuatro palabraas, ex-cep-cio-nal) en el desayuno, a una serie que escargué por curiosidad más que por gusto y que me ha alegrado el fin de semana.
The good lord bird, está basada en una novela (que ahora me apetece leer) de James McBride y sigue a un personaje muy interesante en su camino con John Brown, pastor abolicionista que estuvo entre los detonantes de la Guerra de Secesión norteamericana. Little Onion (Henry/Henrietta) es un muchacho negro que por un despiste del cura tiene nombre de chica y viste como tal. Brown se piensa de hecho que es una chica y esto ocasiona a lo largo de la historia momentos memorables.
Por encima de lo personal de los personajes, y de un Ethan Hawk extraordinario (hace de John Brown), la propia historia de este loco abolicionista es tremenda. No tenía ni pajolera idea de su existencia, pero después del primer episodio ya estaba buscando cosas mientras lo veía.
La serie se califica como comedia negra, porque tiene momentos bastante cómicos con el fondo de una historia terrible. Al fin y al cabo la violencia que plasma no es moco de pavo.
Pero no os quiero contar mucho más, solo recomendaros que la veáis.