Ves la palabra Ozark en la lista de series, sin imágines ni nada. Te suena a magos, o alguna cosa fantástica de esas que no me terminan de convencer. Abres la entrada en la Wikipedia y te planteas verla. Te gusta, no te la esperas así. Confirmas la regla de que cuando no tienes espectativas sobre alguna cosa, el resultado suele ser mejor…
Jason Bateman es uno de esos actores que no te esperas en un papel dramático y mucho menos dirigiendo cuatro capítulos. Sin embargo, ha resultado ser un actor muy interesante y que tal vez termine teniendo mucha más proyección. Ozark es seguramente una de las producciones que le ayude a ello. Si tuviese que buscar una forma de definirlo sería como una especie de secuela de Breaking Bad con el contable, y un tono un poco diferente. En realidad no tiene nada que ver con ella, ni mucho menos con su forma de contar las historias. Es mucho más tradicional, más plana. Sin embargo, te atrapa y te sorprende.
El primer capítulo nos pone en situación. Marty (Bateman) es un contable que parece un tanto modoso, especialmente al lado de su compañero. Su mujer le está engañando y aunque lo intenta, no puede irse de putas. De repente, recibe una llamada. Uno de sus clientes tiene retenido a su compañero (Camino Del Río, el del cartel) y las cosas se van a poner feas porque su compañero ha robado ocho millones. Como para ser modoso, es inteligente, consigue librarse de la muerte ofreciéndose a lavar más dinero que nunca en los Ozarks, una región pantanosa de vacaciones en Missouri. El resto, rednecks, intrigas y un poco de opio.
Esta vez, no voy a contar más… porque realmente merece la pena verla. Así que, adelante.