Ahora que empezamos largos días de aislamiento por culpa del coronavirus, no está de más que os recomiende mi última lectura, que de algún modo me evoca a toda la panda de asquerosos que estos días se han ido a la playa pensando que estamos de vacaciones…

¿Y por qué me evoca esto? Creo que sin desvelaros muchos detalles de la trama, hay dos líneas principales: la primera, la del aislamiento autoimpuesto, aunque lo marque el estado, o el miedo, o un poco todo el panorama que tenemos encima estos días. Por otro, los domingueros que llenaban la Pedriza hace un par de días y para los que encontraréis seguro paralelos en esta historia.

Santiago Lorenzo es un escritos desconocido para mí. Pero resulta que el tipo lleva tiempo haciendo cosas chulas y esta edición de Blackie Books es una de ellas. Lo compré porque me gustaron el título y la cubierta. Os lo recomiendo, porque me gustó lo que hay dentro.

Puede que el estilo de escritura no sea el más cercano a mis gustos, aunque he de reconocer que es dinámico y directo, eso sí, con demasiada floritura en las descripciones y la selección de palabras. A pesar de todo me gustó, lo leí con ansia, esperando subirme a otro avión entre viaje y viaje, que ya os conté que es donde leo principalmente.

La historia no tiene despercio. Un tipo nos narra las desventuras de su sobrino con problemas de socialización en una aldea abandonada de la España vaciada. El cómo llegó y demás dealles son para leerlos. Y echarse unas risas entre lo absurdo y lo divertido.

Y no os voy a contar más porque soy un asqueroso y tengo que hacer. Leedlo… bien ahora si os podéis hacer con él o lo tenéis en la estantería esperando, o bien cuando acabe esta crisis. Yo solo espero poder viajar pronto otra vez para traeros más libros… supongo que lo siguiente será una serie 😛